viernes, 7 de febrero de 2014

Parker 75 Plâce Vendôme Plata ca. 1973

Material: Cuerpo y capuchón de latón chapado en plata. Boquilla de plástico.
Clip: Latón chapado en plata
Plumín: Acero
Punto: Medio
Carga: Cartucho específico Parker
Largo: 128 mm.
Ancho: 10,7 mm.
Precio: Aproximadamente unos 100 euros en ebay.

Contexto:

A finales de los años 50, la Parker 51 estaba experimentando un apreciable descenso de ventas. Kenneth Parker comenzó a pensar en un nuevo modelo de gama alta que la sustituyese. Por debajo ya se comercializaba la 21, la 45 y la 61, con distinto éxito. El nuevo modelo debía ser una pluma lujosa que cubriese el prestigio de la marca.
La 75 comenzó a diseñarse en 1.960 aunque, finalmente, salió a la venta en 1.964. Diseñada por Kenneth Parker y Don Doman, los primeros modelos respondían a la ya citada vocación de ofrecer un producto de alta gama, con versiones en oro y plata a un precio que resultaba muy alto para la época.
La Parker 75, si bien  no el más numeroso, ha sido uno de los modelos más longevos de Parker pues siguió fabricándose hasta 1.999, momento en que dejó paso a la Sonnet tras dejar en el mercado más de 11 millones de ejemplares.
La pluma que muestro es de la última época pues fue fabricada en Meru, Francia. La sucursal gala de Parker introdujo en el mercado modelos propios con acabados distintos a los norteamericanos.
El modelo en cuestión es una Parker 75 Plâce Vendôme que comenzó a fabricarse en 1973. Se trata de un modelo chapado en plata ciselé, con dibujo Ecossais. Puede confundirse con la Príncipe de Gales que es prácticamente igual salvo que la trama del dibujo es algo menos densa.
Este ejemplar perteneció a mi padre; si no recuerdo mal, había sido, a su vez, un regalo.  Venía acompañada de un bolígrafo. No conservo el estuche.

Presentación:

No conservo el embalaje original pero creo recordar que  el juego de pluma y bolígrafo venía en una pequeña caja de plástico.

Diseño:

La 75 posee una belleza intemporal. Se entiende que sea uno de los modelos que más tiempo ha producido Parker porque aúna sencillez, elegancia y buena presencia. La enorme cantidad de variaciones de acabado que exhibe ha prolongado su éxito. Hoy en día, pese a que ha dejado de fabricarse hace años, sigue siendo un modelo usado y apreciado por su clásica belleza.
Las líneas de la pluma son compactas, sencillas, sin  ningún detalle rompedor. Sigue un diseño funcional y práctico, de tamaño contenido aunque polivalente y capaz de ser utilizada de múltiples maneras, ya sea como pluma de despacho o para llevar en el bolsillo.
Nada especial destaca en la pluma salvo algunos acabados que pretendían ofrecer versiones de lujo o algo más vistosas que las estándar.
La pieza más original de la pluma es la boquilla, que presenta un acabado triangular con estrías en las dos caras superiores. La idea del diseñador era ofrecer un sistema muy flexible de modo que el usuario pudiera adaptar la boquilla a sus necesidades o estilo. Ello se consigue girando el plumín hasta el ángulo deseado lo cual resulta especialmente útil cuando se usan algunos modelos especiales como los stub o los oblicuos
Es una pluma muy equilibrada aunque le perjudica escribir con el capuchón colocado. Se desenvuelve mejor sin él.

Tamaño y peso:

Es una pluma de tamaño y grosor contenidos, compacta, con una forma típica de la época, en la que no eran frecuentes las plumas grandes sino las que ofrecían un mejor compromiso de utilización práctica.
La pluma tiene 12,8 cm, de largo y 10,7 mm. de grosor máximo.
Con el capuchón puesto, el tamaño aumenta considerablemente hasta convertirse en una pluma de tamaño regular, cómoda para el uso continuado.



Plumín:

Se trata de un plumín magnífico, con un punto fino aunque es un medio real y un flujo perfecto. La suavidad es extraordinaria y nunca parece ni demasiado seco ni demasiado húmedo.  El plumín es de oro de 14K,  contrastado, monotono, típico de la producción francesa de Parker. Viene acompañado de un alimentador de plástico, eficaz aunque no demasiado vistoso.




Alimentación:

La alimentación se realiza por cartucho propio de Parker. Admite también el convertidor correspondiente.




Primeras Impresiones:

Es una pluma muy equilibrada, de pequeño tamaño pero de uso muy fácil . Escribe sin interrupciones incluso después de estar destapado algunos minutos. Tiene un groso superior al nominal pues, como se ha dicho, escribe como un punto mediano genuino, siendo fino. El trazo es rápido y generoso.




Carrera Larga:

La Parker permite escribir largo sin que se acuse fatiga alguna. Es muy ligera y manejable y el plumín se desliza con gran suavidad sobre todo tipo de papel gracias a su plumín de oro y a su trazo generoso y húmedo. Aunque se acelere la escritura, no se producen cortes de suministro ni dudas en el inicio. Proporciona una magnífica sensación de comodidad y, al mismo tiempo, de eficacia.
El uso de la boquilla es igualmente cómodo. Aunque se conserve la posición estándar del plumín, la forma triangular facilita un agarre muy ergonómico que permite escribir durante mucho tiempo.
La comodidad del diseño de la pluma y la suavidad del plumín, arrojan un saldo muy positivo y justifican el enorme éxito del modelo.





Conclusiones:

La 75 es una pluma avanzada, de pequeño tamaño, pero apta para todas las manos. Magnífico diseño y gran eficacia práctica. El acabado en plata le otorga una presencia distinguida sin llegar a ser en ningún momento ostentosa y el guilloqueado le añade un toque de indiscutible elegancia.
El plumín francés de oro es uno de sus mejores características. La comodidad de la boquilla triangular, el otro.
Su cotización actual en el mercado de segunda mano la convierte en una pieza con una magnífica relación calidad-precio.

A favor:           Belleza de diseño
                       Plumín suave e infatigable.
                       Boquilla ergonómica

En contra:        Pequeño tamaño
                       Sistema de alimentación demasiado simple
                     

                     

jueves, 6 de febrero de 2014

La Misteriosa Búsqueda del "Flex"

No se trata del colchón, sino de las propiedades de los plumines. Desde hace unos años y creo que por influencia de los aficionados norteamericanos que han terminado por contagiar a los mercados, el santo grial de los usuarios de estilográficas son los plumines flexibles a los que inevitablemente se hace referencia en cualquier prueba o ensayo y a los que se invoca como un mantra curativo y salvador.
Es cierto que hay pocas estilográficas con plumines flexibles, si con ello nos referimos a lo que ofrecían y aún ofrecen en las plumillas tradicionales de palillero o algunos modelos de estilográficas de primeros del siglo XX.




(Imagen de Goulet Pens Co.)

Pero la búsqueda de este grial no parece obeceder a razones prácticas sino a una especie de nostalgia de diseño que no se justifica por su utilidad sino por un mero rasgo distintivo que parece otorgar carácer al producto.
¿Para que sirve un plumín flexible? Para pocas cosas hoy en día. La flexibilidad aporta, sobre todo, variedad de trazo y esto solo se aprecia en la escritura caligráfica y muy especialmente, en la mano Copperplate que muy pocos o casi nadie saben siquiera esbozar, sobre todo porque es una escritura alambicada y compleja totalmente abandonada en el mundo cotidiano. La Copperplate se reserva para trabajos caligráficos o de diseño muy particulares.
¿Qué aporta la variedad de trazo a la escritura corriente? Poca cosa también. Para conseguirlo hay que apretar la pluma contra el papel cada vez que el trazo baja y eso significa que la escritura se hace más lenta y menos ágil. Sin contar con que se precisa un mejor pulso y una alimentación perfecta que evite el temido "efecto vías de ferrocarril". Por tanto, el plumín flexible sirve a su destino originario: manos caligráficas muy especiales poco compatibles con la escritura cotidiana para los que sigue siendo óptimo el viejo sistema de palillero, plumilla y tintero.



(Imagen de Peyton Street Pens)

¿Por qué, pues, el ansia de lo flexible? Misterio. Creo que se trata de una simple cuestión de modas. Como si fuese un amortiguador caligráfico, pareciera que aporta gran comodidad al escribir cuando no es así.  También parece que ofrece mayor agilidad o versatilidad, cuando la realidad es que sólo se aplica a una caligrafía que ya casi nadie practica. En realidad, cuando el lector curioso intenta descubrir por qué los aficionados lloran por la flexibilidad perdida, no encuentra ninguna razón práctica.
La versión moderna de la variación en el trazo la aportan los plumines caligráficos o stub, rígidos, pero cortados formando una paleta ancha en lugar del clásico punto de iridio. Con este sistema, se consigue una buena variedad del trazo sin necesidad de apretar el plumín, sino simplemente cambiando su orientación respecto al papel. Ello permite escribir fácilmente, a una buena velocidad y con un flujo uniforme.
Pero la fuerza de la moda arrastra voluntades y desencadena pasiones.