lunes, 30 de marzo de 2015

Misterios Montblanc: ¿qué es la "resina preciosa"?

Uno de los reclamos más llamativos de la famosa marca alemana es que sus plumas estándar están construidas en "resina preciosa" sin que, a día de hoy, nadie sepa muy bien en qué consiste tan mágico material.

En realidad, la palabra alemana de la que se traduce "resina preciosa" es Edelharz que, más adecuadamente, deberíamos traducir por "resina especial" o "superior". ¿Qué es esta resina preciosa?, en qué se diferencia de las resinas normales?, ¿es plástico?.

Adelantemos cuanto antes que no es resina ni es preciosa. No es resina porque no es un material orgánico y no es preciosa porque carece de cualquier componente que la distinga de las demás o, dicho en otras palabras, que la ennoblezca. Es un plástico acrílico, posiblemente con algún componente añadido y, sobre todo, primorosamente pulido.



Como ya hemos visto en la entrada "Plásticos, Resinas y Celuloide, las preguntas que siempre quiso hacery nadie le supo responder",   lo que llamamos "resinas" en el mundo de la estilográfica no son sino plásticos. La resina es, en general, un termoplástico acrílico coloreado (PMMA) al que se aplican diversos procesos de moldeado y mecanizado. Según cuales sean esos procesos, así será el producto final.

La resina de Montblanc es inyectada, es decir, de inferior calidad que la torneada o mecanizada; no tanto por su composición sino por ser un proceso más simple en el que se usan plásticos de menor resistencia.


La especialidad del material usado por Montblanc es su brillo especial. Se dice que el plástico que usa Montblanc es el mismo que usa Aurora y, en efecto, así lo parece. Ambos materiales parecen dejar traslucir un cierto color rojizo cuando se miran a contraluz. Estos matices sirven para identificar una auténtica Montblanc y, de paso, la adornan con el calificativo de "preciosa".

Suele decirse que estas cualidades de brillo y color de fondo, se deben a que el plástico en cuestión, llamado Zytel, contiene una cierta parte de vidrio lo que, por cierto, sería la causa de su fragilidad. Esta es la tesis de muchos expertos entre los que incluyo a Richard Binder. Los componentes del polímero citado no guardan relación directa con su apariencia sino con un incremento de su tensión superficial. Si el polímero se usase tal cual, el resultado final sería un material mucho menos brillante y más mate, a menos que se maneje el molde controlando la temperatura de manera que la resina, que tienen unas características físicas distintas del cristal, quede en la superficie. Esto le otorga un cierto grado de transparencia y un brillo característico, provocando, como desventaja, una mayor fragilidad del conjunto. Este es el motivo de que las plumas estándar de Montblanc sean acusadas frecuentemente de ser muy quebradizas.

Pero la resina preciosa no es especial por su composición sino, fundamentalmente, por su tratamiento. Su brillo característico y su acabado tienen que ver muchísimo con el cuidado en el proceso de la inyección y, sobre todo, con el pulido. La casa Montblanc es muy eficiente en este aspecto y consigue una terminación muy suave y extraordinariamente brillante.

La resina preciosa de Montblanc es, en definitiva, un plástico acrílico absolutamente normal -al que es probable que se haya añadido algo de vidrio provocando, a cambio, una gran fragilidad- con un buen trabajo de inyección y uno, magnífico, de pulido. Lo verdaderamente asombroso es cómo este fantasmagórico material se ha convertido en un reclamo publicitario de primer orden.

(todas las fotografías: Montblanc)

viernes, 27 de marzo de 2015

Personajes con estilográfica (VI): Zao Wou-Ki

Zao Wou-Ki fue un pintor chino-francés (1921-2013) que estudió caligrafía y bellas artes en China y que se trasladó a París en 1948 donde comenzó una carrera como pintor que le hizo mundialmente famoso. Durante la consolidación de su estilo, eminentemente abstracto, se vio influenciado por la obra de Michaux y, sobre todo, de Paul Klee.


Con la estructura pictórica típica del Suizo, Wou-ki introdujo su tradición caligráfica clásica, muy estilizada y descompuesta, creando unos ideogramas singulares, borrosos y amplios, que se funden con los fondos multicolores que parecen paisajes.


La obra de Wou-Ki, aunque siempre objeto de controversia debido a sus últimos refinamientos no siempre bien acogidos por la crítica, ha adquirido un gran valor, cotizándose algunas de sus piezas por millones de euros.


Uno de los detalles curiosos de Wou-Ki es que nunca titulaba sus cuadros sino que los identificaba por la simple fecha en que fueron concluidos. Uno de estos cuadros, el famoso 1.4.66 contenía, según sostienen los especialistas, algunos ideogramas con su firma. 


Y esto nos conduce al nacimiento de la estilográfica que más que pertenecer al personaje en este caso, se fabricó en homenaje a él. Dunhill-Namiki decidió poner en el mercado una edición limitada Zao Wou-ki en 2002. Fueron 50 ejemplares que pretendían emular el universo pictórico del artista para lo cual, sobre un sobrio fondo negro de urushi, se trazaron diversas líneas amarillas basadas en el juego de colores del 1.4.66 y que, también como él, contenía los ideogramas con su firma.  


(foto: rarefountainpenblogsforcollectors)

La pluma en cuestión se ha convertido en una rareza y, aunque no seamos capaces de descubrir el ideograma con la firma, no dejaremos de admirar la pieza por su enorme valor artístico.

domingo, 22 de marzo de 2015

Me gustan las estilográficas; ¿me hago coleccionista?

Ya hemos tratado en otras ocasiones del fenómeno del coleccionismo de estilográficas. Aquí vamos a considerar algunos aspectos iniciales, o sea, cómo se inicia el aficionado y qué consejos prácticos serían útiles para encarrilar cuanto antes la afición sin cometer demasiados errores aunque eso forme parte casi inevitable de cualquier actividad humana y mucho más si no obedece a criterios demasiado racionales sino pasionales como la nuestra.

Cuando uno se enfrenta a la pulsión de adquirir más plumas de las que verdaderamente necesita para su uso, aparece el fenómeno del coleccionismo. La primera fase, sin embargo, suele ser la de acumulación.

Acumulación.

Se trata de adquirir plumas sin ningún criterio salvo el de oportunidad en cada caso. El comprador no sigue pauta alguna sino que se deja influir por cada estilográfica que le gusta. El acumulador no es un coleccionista porque carece de objetivos.Se hace con plumas por razones distintas en cada caso, razones que ni siquiera coinciden entre sí. Una pluma puede gustar por su escritura, otra por su estética, aquélla por su rareza.


(foto: the noble savage, FPN)

Coleccionismo.

Toda colección seria debe girar bajo un determinado criterio, cualquiera que éste sea. Por tanto, lo primero es definirlo. Como es lógico, hay multitud de ellos: marca, color, tipo, años de fabricación, países, materiales... cualquiera sirve. Tengo amigos que coleccionan plumas amarillas; otros, sólo de la marca Conklin; otros, sólo japonesas; algunos, españolas antiguas, y hay quien colecciona plumas por sistemas de llenado. El valor de la colección radica es su especificidad.

(foto: Greg. FPN)

Definir el criterio de una colección no es, generalmente, tarea fácil y es frecuente que sea precedido de una fase acumulativa porque ésta suele ser la mejor manera de conocer muchas plumas y definir los gustos y preferencias de cada cual. Pero también se puede complementar con el estudio y la lectura. En nuestros días, internet es la Biblioteca de Alejandría. Todo está ahí, al alcance de la mano para estudiosos y aficionados.

Para progresar en el coleccionismo voy a dar

Diez consejos elementales 

1.- No se puede tener todo. Es mejor aceptarlo cuanto antes. Casi ninguna colección acaba nunca salvo que sea muy pequeña. Incluso criterios tan estrechos como colecciones de una sola marca resultan, en la práctica, inagotables. Hay infinidad de variaciones, modelos y peculiaridades que nos mantendrán permamentemente a la búsqueda. Si la marca en cuestión es tan grande como, por ejemplo, Parker, intentar tenerlo todo es una quimera y, a la postre, siempre habrá ejemplares rarísimos o singulares cuyo precio los convertirá en imposibles de adquirir.

2.- Información exhaustiva. Cualquier compra ha de ser precedida de un estudio pormenorizado. Hay que asegurarse de las peculiaridades de la pieza, de sus antecedentes y características para evitar equivocaciones. Hay plumas muy parecidas que apenas se distinguen sino por pequeños detalles que es absolutamente preciso conocer. Como se ha dicho, internet es una fuente inagotable de información y de datos que es preciso tener en cuanta antes de proceder a una adquisición.


(foto: galleryhip)

3.- Caveat Emptor. El mundo es un mercado muy grande que puede llegar a ser poco fiable. Hay que actuar con precaución. Nadie vende duros a cuatro pesetas y lo que aparece ser demasiado bueno para ser verdad es porque, generalmente, no lo es. No hay que fiarse de las descripciones del vendedor sino del conocimiento propio y hay que asegurarse de que las condiciones de la pluma son las que corresponden. Atención, precaución y sentido común son elementos básicos para un coleccionista.

4.- Saber negociar. Regatear y negociar precios es un arte que puede practicarse en un penshow o en una tienda de antigüedades. Hay que tener paciencia, simpatía, mano izquierda y conocimiento. Grandes compras se cierran en base a estos viejos valores comerciales. Las prisas no son buenas consejeras.

5.- Respaldo técnico. Todas las plumas deben funcionar. Si el coleccionista lo es de estilográficas antiguas, debe conocerlas detalladamente y, si no tiene habilidades propias para repararlas y mantenerlas, que sería lo deseable, debe contar con un apoyo técnico al que poder acudir para cualquier incidente relacionado con los ejemplares de la colección. Hacerse con un pequeño surtido de recambios y material de sustitución es siempre una buena idea.

(foto: pentooling)

6.- Renuncia al uso. Un coleccionista serio, por lo general, no usa las plumas, especialmente si son valiosas. La colección es un valor en sí mismo que nada tiene que ver con la funcionalidad de los instrumentos. Cuando más valiosa o más rara es una colección, menos se usa.

7.- Las cosas valen lo que uno esté dispuesto a pagar por ellas. No hay precios estándar en el coleccionismo. Ni considerada pieza a pieza ni en conjunto, una colección tiene un valor certificado. Puede subir o bajar con el tiempo y con las circunstancias pero, salvo excepciones, no se revalorizará en proporción al esfuerzo económico o personal empleado. Desprenderse de una colección es casi tan difícil como hacerse con ella.

8.- Escoger siempre lo mejor. De dos ejemplares iguales, hay que elegir el que mejor estado presente. Un colección llena de retales y piezas deterioradas, rotas o mal reparadas, carece de valor. Las plumas han de estar en perfecto orden de funcionamiento y, salvo excepciones históricas, en el mejor estado posible.


(foto: pentiques)

9.- No hay colecciones homogéneas. Dentro de una misma marca, por ejemplo, puede haber infinidad de piezas asequibles pero también habrá un puñado de ellas de altísimo precio y, en todo caso, una o dos absolutamente inencontrables y/o inasequibles.

10.- La mejor pluma de una colección es la que siempre nos falta. Otro apotegma del coleccionismo que guarda relación con la pasión del aficionado. Bien porque no podamos pagarla, bien porque no seamos capaces de encontrarla o quizá porque estamos esperando un momento más propicio, la estilográfica que le quita el sueño a un coleccionista es la que no tiene.


Espero que estas pequeñas reflexiones hayan resultado útiles a quien esté comenzando una colección o a punto de hacerlo. Espero, sobre todo, que disfrute de esta pasión como corresponde.

miércoles, 18 de marzo de 2015

Visconti Akhenaton: Arte Florentino.

La maestría de Visconti con el celuloide es de sobras conocida. Quizá no llegue a los límites de Omas pero no queda lejos.

Junto con sus ediciones ordinarias, Visconti pone a la venta cada cierto tiempo algunas ediciones limitadas  sumamente atractivas. La Akenaton es una de ellas, limitada a 99 ejemplares para todo el mundo y puesta en el mercado en 2005.


Se trata de una estilográfica realizada enteramente en celuloide blanco que imita al marfil y acentos de plata dorada o vermeil. Se basa, como muchas otras ediciones limitadas de la casa florentina, en el clásico modelo Voyager que tantos éxitos le ha proporcionado.


Con las generosas dimensiones del modelo genérico, 143 mm., se trata de una pluma de buen tamaño y peso consistente. Una pieza con aplomo pero muy bien equilibrada como todas las de su clase. El plumín es el clásico bicolor de Visconti de la época, un elemento de gran calidad y magnífico desempeño. El sistema de carga es también el clásico vacuum filler de doble depósito de tan buenos resultados y enorme capacidad.


El visor de tinta de la Akenatón está ligeramente modificado con relación al modelo Voyager genérico. Aquí no es plano sino en forma globulada, de manera que resalta sobre la boquilla como un ojo de buey. El efecto es muy armónico.


El celuloide blanco utilizado es muy hermoso y los detalles dorados lo realzan puesto que no son excesivos ni rompen la armonía del conjunto. En realidad, salvo los dos anillos centrales, se limitan a un apéndice en el capuchón que contiene motivos egipcios y que se desliza por la parte trasera, opuesto al clip.


Además del celuloide blanco, el aspecto más distintivo de la pluma es su decoración grabada a punzón en el cuerpo y el capuchón. La apariencia general de la pluma emula las clásicos trabajos de buril sobre marfil, tan típicos del arte oriental y también del europeo del siglo pasado, artesanía que tuvo su fin con la prohibición del comercio mundial de este material.


La Akhenaton está decorada con motivos egipcios muy intrincados que muestran la maestría del artesano grabador. Todos los motivos, llenos de detalles, están coloreados en un negro suave para resaltar el dibujo. El efecto es enormemente atractivo sin resultar recargado ya que el trabajo es muy armónico y equilibrado. La parte de la pluma donde se concentran los grabados es el cuerpo.


El capuchón también tiene algunos aunque de menor complejidad y, en su parte posterior, contiene el número del ejemplar (en éste caso el 94) y el de la edición (99). La boquilla no está grabada.

Soy un gran admirar del modelo Voyager de Visconti y algunas de sus ediciones limitadas, como esta Akenaton, son de extraordinaria belleza y mérito artístico. La edición, si bien agotada, puede aún encontrarse en algunos distribuidores a precios razonables para su gran calidad.

(Agradezco nuevamente a mi buen amigo Ricardo, haberme prestado esta pluma para su análisis)

lunes, 16 de marzo de 2015

50.000 visitas. Sorteo de una estilográfca.

Gracias a mis más que generosos lectores, este blog ha superado las 50.000 visitas.

Me gustaría compartir con todos esta cifra mágica y no se me ha ocurrido mejor manera de hacerlo que ofreciendo un simbólico regalo: una estilográfica.

Todo aquel que quiera participar, solo tiene que enviar un correo con su nick a:

pedrohaddock2014@gmail.com

Entre todos los interesados haré un sorteo absolutamente aleatorio; anunciaré el ganador, pediré sus datos de envío y le haré llegar una estilográfica de valor más simbólico que material. Naturalmente, libre de gastos.

La estilográfica en cuestión es una Reform 1745 totalmente a estrenar;  una pequeña joya vintage de la que ya he hablado repetidamente y que estoy seguro de que deparará grandes satisfacciones a quien la reciba.

El plazo para recibir participaciones es de 15 días a contar desde hoy.



Mucha suerte a todos y, sobre todo, muchas gracias.

domingo, 15 de marzo de 2015

Pilot Sterling Collection. Deslumbrante perfección.

La Sterling es una espléndida colección de Pilot que tiene tres características fundamentales: su fabricación en plata maciza, su plumín inlaid y su decoración con motivos tradicionales repujados.

La colección Sterling tiene ya unos cuantos años en el catálogo de Pilot. Se ponen en el mercado cada cierto tiempo con la edición de uno de los motivos y, cuando se agota, se produce una nueva. Actualmente, se comercializan cinco modelos: Dragón, Halcón, Monte Fuji, Tortuga e Ibis. Pero ha habido otros modelos ya agotados como Cerezo, Geisha, Carpa, Pino, Mariposa, Shogun o la que aquí se presenta: Garza, uno de los primeros de la colección.


La colección actual, en realidad, ha tenido modelos anteriores de línea muy parecida. En los años 60 del pasado siglo, Pilot introdujo las Custom Silver Series. El clip era diferente pero, en casi todo lo demás excepto en los motivos, las plumas son muy parecidas a las modernas. Especialmente destacan los plumines que, en mi opinión, son intercambiables.


Durante la década de los 2000, la colección comenzó a girar bajo la marca Namiki en lugar de Pilot para asimilarlas a una categoría superior. Esto ha hecho que las viejas Pilot se hayan revalorizado y muestren, con el mero nombre, su mayor veteranía.


La decoración de la pluma es uno de los grandes valores de este modelo. Se trata de un grabado repujado en plata, es decir, en bajorrelieve. Esto hace que el tacto será enormemente seguro y agradable pues no resbala en la mano y, además, provoca el deseo de acariciar los dibujos mientras la pluma está en descanso. A veces parece un singular objeto de relajación, de esos cuyo distraído manoseo facilita la concentración y la calma. La forma de torpedo contribuye a ello sin que el clip suponga el mínimo estorbo.





El segundo elemento esencial de la pluma es el bellísimo plumín inlaid de Namiki. Se trata de una pieza de gran tamaño y elegante diseño que cubre una buena parte de la boquilla. El alimentador está completamente carenado, al estilo de las clásicas Elite u otras marcas japonesas como Sailor o Ryo, de forma que el plumín, naciendo muy arriba, se apoya en el extremo de la boquilla con sus lados encajados en sendos rebajes laterales.  El diseño resulta extraordinariamente ligero y aerodinámico, resaltando la belleza del oro sobre el negro de la boquilla y la plata del cuerpo. el plumín no tiene forma de medio cañón sino que la parte superior es casi plana, así como las vertientes laterales que configuran el arranque de los gavilanes. Se trata de un plumín muy original de incontestable belleza que también se ha fabricado en versión rodiada.


El desempeño de esta estilográfica es, sencillamente, soberbio. Ofrece una puesta en marcha instantánea, sin el mínimo titubeo, proporcionando a continuación una línea ultra precisa, invariable, húmeda y regular. Es ligeramente flexible aunque no es preciso forzarlo en absoluto pues el trazo es muy jugoso y es difícil que se seque incluso dejando la pluma abierta un buen periodo de tiempo. Por otro lado, la medida del plumín es sorprendentemente europea pues el medio de este modelo equivale a cualquier homólogo del Viejo Continente.


El desmontaje y sustitución del plumín es una tarea más complicada de lo normal. La pieza está adherida a la boquilla con una resina epoxídica que garantiza la unión pero dificultad su extracción. Si fuera preciso ajustar el plumín, es aconsejable recurrir a un profesional y,  de hecho, Pilot suele cambiar completamente la boquilla cuando el plumín tiene algún defecto o ha sufrido serios daños.


La carga de la pluma se verifica por cartucho o convertidor. De origen viene con el Con-50 de Pilot, un mecanismo de gran calidad y razonable capacidad aunque no llega a la del impresionante Con-70.


El capuchón cierra a presión, de manera muy sólida y estanca.  La pluma, en conjunto, resulta muy ligera, desmintiendo la impresión de que pudiera resultar pesada y aparatosa. Sin el capuchón, es un instrumento grácil y ligero como cualquiera de resina, y su tamaño, consistente pero no grande, se muestra increíblemente ágil y cómodo para un uso intensivo.


La colección Sterling de Pilot-Namiki es sorprendentemente asequible pues ronda los 350 euros, un precio decididamente bajo para sus fantásticas cualidades funcionales e increíble belleza.

jueves, 12 de marzo de 2015

La caída de las estrellas. ¿Por qué la estilográfica no avanza?

Que la estilográfica tradicional  es un instrumento superado por los tiempos, es cosa bien sabida; y que la escritura a mano se está convirtiendo en un sistema residual de registro, es un fenómeno que se irá agudizando con los años.

Pero una cosa es que las plumas no sean tan prácticas como un bolígrafo de gel y otra que no haya hueco en el mercado para una manera de escribir que siempre encuentra adeptos porque, en sí misma, proporciona una  experiencia de escritura que otros instrumentos no son capaces de igualar. Es, por tanto, su carácter específico el que aún sostiene a la estilográfica. El coleccionismo y el lujo son epifenómenos que poco tienen que ver con la funcionalidad de la escritura en sí misma considerada. Pero la peculiaridad de la pluma, la escritura con una de ellas, es una experiencia absolutamente singular y enormemente satisfactoria para un gran número de personas. Martin Roberts, de The Writing Desk, lo ha resumido acertadamente: "Hay un McDonalds en cada esquina pero eso no impide que la gente disfrute de una buena comida casera."

(foto: pixshark)

El principal problema técnico al que se enfrenta la estilográfica es, a mi juicio, la abdicación tecnológica. La mayoría de los fabricantes históricos se han rendido ante las nuevas tecnologías digitales y, en el mejor de los casos, ante los instrumentos modernos de escritura, abandonando el desarrollo de las plumas a su suerte. La guerra tecnológica de las grandes marcas que tuvo lugar en los años 30 a 50 del siglo pasado es del todo punto impensable hoy en día. En algunas, porque, simplemente, han desaparecido. En otras, porque han renunciado.

Las grandes marcas alemanas, por ejemplo, se apoyan hoy en dos grandes factores: el lujo y la tradición, es decir, el mantenimiento de su clásica y ya más que veterana tecnología. Los nuevos fabricantes, sobre todo norteamericanos, presentan como gran atractivo  sistemas que fueron inventados hace cerca de cien años y las marcas de lujo huyen de toda innovación y se concentran en recargar sus productos con todo tipo de jeribeques estéticos que los hagan exclusivos o llamativos pero, en todo caso, muy caros.

(foto: galleryhip)

En el sentido apuntado, la caída de las viejas estrellas es algo palmario y no se salva de ello ningún fabricante famoso, si es que aún ha conseguido sostener su producción y no se ha extinguido a estas alturas.

Hay una sola excepción: Japón. El éxito japonés en escritura y material de oficina en general, no se debe sólo a que usen tales o cuales materiales sino a que su inversión en tecnología e innovación es la única verdaderamente relevante en el mundo actual de la estilográfica. Cualquiera de las tres grandes marcas niponas derrocha ingenio e inventiva. Destaco entre todas a Sailor, especialmente -aunque no sólo por ello- por sus plumines. Es la primera marca en poner en el mercado auténticos alardes  de innovación en materia de escritura, buscando la funcionalidad más extrema partiendo de sistemas más tradicionales. La adaptación de estos plumines a las peculiaridades de la escritura con kanjis es algo asombroso y su aplicación en otros modelos culturales, una permanente fuente de curiosidad y satisfacción para usuarios de todo el mundo.

Los desarrollos japoneses han conseguido ofrecer al consumidor productos avanzados, muy versátiles, riquísimos en su concepción funcional y aptos para ser aplicados en muchos campos.

 Mientras las marcas japonesas se esfuerzan en hacer avanzar tecnológicamente a la estilográfica, las viejas marcas norteamericanas han desaparecido y las europeas fijan su mirada en horizontes muy distintos que poco tienen que ver con el desarrollo funcional del instrumento.



Ir por detrás de Japón es abdicar de la investigación y el desarrollo y  admitir que la vieja industria se ha dado por vencida.

¿Tienen futuro los desarrollos japoneses?; ¿conseguirán mantener  a la estilográfica como una modalidad funcional de escritura? Imposible saberlo. Lo seguro es que, de haber éxito, vendrá de Oriente.


 (fotos: Sailor)

lunes, 9 de marzo de 2015

Platinum 3776 King of Tigers in the Bamboo Forest.

El Sumiko es la técnica de lacado que consiste en aplicar diversas capas de polvo de carbón sobre la superficide lacada con urushi. Con ello se consigue un apreciable relieve que puede apreciarse mejor girando la pluma sobre sí misma bajo una luz lateral.


El efecto de la técnica sumiko es enormemente sutil. No estamos aquí ante un brillante maki-e ni ante la paleta multicolor de un miniaturista. Por el contrario, el relieve negro sobre fondo negro otorga a la pieza una delicadeza singular que se aprecia, en primer lugar, al tacto y, seguidamente, descubriendo las formas del motivo sobresaliendo virtuosamente sobre el fondo, como un bajorrelieve. Se trata de una técnica compleja y trabajosa pero muy poco evidente. Los especialistas la valoran enormemente y las piezas acabadas en sumiko adquieren precios elevados por tratarse de obras muy apreciadas entre los aficionados.


La pluma que aquí se presenta es una Platinum 3776 que la marca puso en el mercado como edición limitada de 300 ejemplares para todo el mundo. Cada pluma está firmada por el artista y numerada.


El tigre se muestra verticalmente a lo largo del capuchón y el cuerpo de la pluma. A su alrededor se aprecian las hojas de bambú dispuestas muy sutilmente, añadiendo, al motivo enunciado, los aspectos simbólicos de esta planta: humildad, simplicidad, eternidad y misericordia. Todo el motivo es fuertemente simbólico. El tigre representa a las personas y el bosque de bambú al mundo, de modo que se quiere expresar cómo  la humanidad camina libremente y sin límites por toda la tierra.


El clip de la pluma tiene un color plata pero sin pulir, muy apagado, para resaltar el negro de la estilográfica. También el plumín es rodiado, junto con el anillo metálico que protege el borde de la boquilla.


En el interior sigue habiendo sorpresas pues, si bien encontramos el tradicional convertidor Platinum, éste aparece portando los kanjis correspondientes  a la frase "Rey de Tigres".


La pluma se fabricó para conmemorar que 2012 fue el Año del Dragón, que se da una vez cada sesenta años en el calendario chino.


Esta pieza singularísima se puede encontrar aún a la venta en algunos distribuidores aunque su precio, no especialmente alto en su momento, puede haber experimentado notables revalorizaciones.



No puedo ofrecer muestras de escritura ya que se trata de una pluma sin usar, prestada para la ocasión por mi buen amigo Ricardo, mejor persona y coleccionista extraordinario, a quien agradezco desde aquí su desbordante generosidad.

domingo, 8 de marzo de 2015

La mirada de Van Gogh

Vincent Van Gogh fue fotografiado únicamente cuatro veces en toda su vida. Solo los dos retratos de su infancia (13 años) y primera juventud (20 años) son suyos con total seguridad.

(Vincent a los 13 años)




(Vincent a los 20 años aproximadamente)

En los otros dos apenas pueden ser identificado pues se le ve de lejos en una y de espaldas en otra, de manera que nada aportan a su fisonomía.



Van Gogh, sin embargo, pintó nada menos que 43 autorretratos debido, sobre todo, a que  necesitaba experimentar con colores y técnicas y carecía de dinero para pagar otros modelos.




(foto: Visconti)

Recientemente se ha descubierto una última fotografía que se presume de él. No hay documentación alguna que lo confirme pero fisonomistas y biógrafos de todo tipo la han estudiado a fondo con la esperanza de que lo sea. No hay un dictamen definitivo, pero aquí la reproduzco pues la intensidad de la mirada del retratado es tan grande y poderosa como la que aparece en sus imágenes pictóricas.

Si no es la mirada de Van Gogh, algo muy parecido debía expresar el genial pintor en el cenit de su creatividad.