domingo, 31 de mayo de 2015

Lamy Safari: Edición Limitada Brown 2015

La alemana Lamy se va aficionando a las ediciones especiales o limitadas pues ha encontrado ahí una línea de negocio de indudable éxito.

De la Safari se han producido ya decenas de modelos especiales o limitados. A veces son los colores anuales, a veces las ediciones especiales y otras especiales, como la presente Brown Bear (Oso Pardo) del presente año 2015. La Brown es una pluma realizada por encargo y en colaboración con la empresa de telecomunicaciones Line Friends cuyo  color corporativo es, precisamente, el marrón chocolate.


La pluma es una Safari de plástico normal cuya única especialidad es el color marrón mate, del tono del chocolate, y la leyenda "brown" que aparece en negro en el extremo inferior del capuchón.



El otro aspecto original es la presentación de la pluma que se sirve en una moderna caja de color amarillo que contiene, junto a la pluma, un convertidor y un cartucho así como dos piezas redondas con la cara de un oso.



Estas dos caras se sujetan en el clip de la estilográfica a gusto del usuario, aportando un simpático toque al conjunto.


El plumín es el tradicional de la Safari, de color negro y únicamente se sirve en medida Extra Fina.


La nueva Lamy viene acompañada de un roller con la misma terminación. Esta simpática pluma puede conseguirse en internet por unos 70 euros aproximadamente y seguramente hará las delicias de los más jóvenes y de los siempre ávidos coleccionistas de ediciones especiales de la marca alemana.


(todas las fotografías pertenecen a Line Friends)


viernes, 29 de mayo de 2015

El tamaño importa: Comparativa Sailor

Me propongo comenzar aquí una pequeña serie de comparativas relativas al tamaño de las familias estilográficas. Hay algunos fabricantes, japoneses especialmente, que basan su producción en muy pocos modelos básicos pero que, con objeto de satisfacer la oferta, se multiplican en diferentes tamaños y denominaciones que inducen a confusión a no pocos aficionados. Como, además, la renovación de los catálogos es relativamente rápida, todo este movimiento suele traducirse en un batiburrillo de nombres y medidas difíciles de entender.

El tamaño de la estilográfica es uno de los factores decisorios más importantes a la hora de adquirir una pieza. A menudo recibo preguntas al respecto y suelo contestarlas mencionando a modelos muy conocidos que sirvan de referencia. Todo el mundo sabe lo que mide una Lamy, por ejemplo, o una Montblanc 149 o, entre las más pequeñas, una Pelikan 200.


Pero el problema se agudiza cuando un mismo modelo aparece en tres -o más- tamaños diferentes. Este es el caso de Sailor, marca que nos ocupará en este primera entrada de la serie comparativa de tamaños. No pretendo hacer un estudio exahustivo sino una guía rápida, de andar por casa, para tomar decisiones correctas respecto de los modelos más conocidos de la marca.

La KOP de ebonita o urushi, los modelos especiales de Maderas Preciosas y la Chalana, son modelos de Sailor fácilmente identificables que no generan problemas al copmprador. Ahora bien, Sailor apoya su producción estándar en un solo modelo de estilográfica que, según la forma que adopte su remate, se denomina de una u otra manera. Si la forma de los extremos es redondeada, el modelo se denomina 1911 y si es de extremos truncados, o troncocónicos, el modelo se denomina Professional Gear. Todas las plumas estándar de Sailor, sin excepción, se basan en esta estructura elemental: Una forma, dos remates.

Del modelo 1911 hay tres tamaños:  el 1911 Estándar, el 1911 Large y  el KOP. Hélas aquí en orden creciente, de izquierda a derecha:


Los plumines también tienen tamaños diferentes:



Ahora, veamos una comparativa con nuestra vieja conocida, la Lamy Safari:


Y con la Montblanc 149:



De la Professional Gear hay también tres modelos:  el Slim, el Estándar y el  KOP,  Veámoslas en el mismo orden:


Y los plumines...



Junto a la Safari:


Y con la 149


Los modelos a pistón, llamados Realo, son de la misma medida que las Large (1911) o Estándar (Professional Gear)

Finalmente, hay que señalar que Sailor ha puesto en el mercado un nuevo modelo en la gama Professional Gear, denominado Sigma, que es algo más largo que el Estándar (135 mm de la primera contra 129 de la segunda) y tiene un clip diferente.

Espero haber podido despejar algunas dudas y facilitar la elección de los aficionados. Seguiremos con las comparativas...

martes, 26 de mayo de 2015

Montblanc Hemingway: El moderno Grial.

El Santo Grial es el paradigma de lo legendario y de lo fabuloso; lo que todos buscan y nadie encuentra porque no existe. En el mundo de la estilográfica, hay muchos griales; casi podría decirse que cada uno tiene, por lo menos, una pluma que desea y busca durante toda su vida. Pero hay un grial, sorprendentemente reciente, sobre el que recae un inmenso consenso; una pluma que gusta a todos y que todos desean. Este fenómeno, pese a que la pluma existe y se puede adquirir con relativa facilidad, ha hecho que su precio se dispare hasta convertirse en el arquetipo  del éxito de las ediciones limitadas: la Montblanc Hemingway.

En 1992, Montblanc puso en el mercado la primera de una serie de estilográficas dedicadas a escritores de fama mundial. No se trataba de reproducir la pluma que usara cada uno sino de crear algo relacionado con su obra y con su personalidad; algo que, más que describirlo,  lo evocara.


La primera pluma de esta serie fue la dedicada a  Ernst Hemingway. Sin complicarse demasiado en cuanto al diseño, Montblanc decidió fabricar una versión moderna de la famosísima 139 a la que, para que resultara más fácil de confeccionar,  se dotó del mecanismo básico y de muchas piezas de la 149 Meisterstück. La combinación de colores es una reminiscencia, me parece, de la clásica Simplo Rouge et Noir de 1908.


Las tres primeras estilográficas de la serie escritores eran piezas de evidente inspiración clásica o retro, si se prefiere. A partir de entonces, y cada vez con mayor claridad, la firma fue abandonando esta orientación y se decantó por plumas modernas, mucho más vistosas y, lamentablemente, a veces, francamente chillonas. Es curioso comprobar, sin embargo, que las piezas  más revalorizadas de la serie son, precisamente, no sólo las más antiguas, sino también las que gozan de ése diseño más clásico e intemporal.


La Hemingway se vendió muy mal cuando apareció. Costó mucho tiempo liquidar todos los ejemplares y recuerdo ver una de ellas en las vitrinas de El Corte Inglés durante meses sin que nadie se dignara adquirirla. El precio, siendo respetable, tampoco era excesivo, unas 60.000 ptas. (350 euros aproximadamente), un poco más alto que una 149. La pluma parecía una versión anticuada y algo extraña de la propia 149 que ya se había consagrado por entonces como la protopluma de representación. Además, el mundo de las ediciones limitadas estaba en sus comienzos y no se veía claro por qué pagar un sobreprecio por una estilográfica que, en definitiva, no era tan limitada en el número de ejemplares ni añadía nada especial -salvo la estética- a su hermana moderna. Pero Parker había tenido éxito con la versión moderna de la Duofold y Montblanc debió pensar que merecía la pena hacer un intento.


El plumín es el mismo que el de la 149, así como el mecanismo interior de pistón. La resina no es tan brillante como la de su hermana moderna, lo que añade otro atractivo toque clásico a su imagen.


El clip, exactamente igual al de la 139, es uno de los detalles más apreciados y resulta, en efecto, muy bello y equilibrado. El anillo del capuchón contiene la leyenda: Montblanc Meisterstück Edition. Es la única pluma de la serie Escritores que no lleva grabado el número de serie ni la tirada total.


El color rojo anaranjado del cuerpo imita al de la clásica ebonita: no es un color brillante sino satinado y casa perfecta y armónicamente con el negro del resto de la pluma. La inscripción de la marca en el capuchón es la de los antiguos modelos de la marca.

Tan pronto como pasaron unos pocos años, el atractivo de la Hemingway comenzó a subir como la espuma. Comenzó a valorarse su parecido con la 139, la bella combinación del negro y el rojo, los toques anticuados pero elegantes del modelo, el bellísimo y añorado clip... La Hemingway comenzó a convertirse en objeto de deseo cuando la ya consagrada Colección de Escritores abandonó definitivamente la inspiración en modelos retro y avanzó decididamente por el campo del lujo un poco hortera.


A mi juicio, aquí radica el éxito y la revalorización de modelos como la Agatha Christie, la Oscar Wilde, la Proust y, por encima de todas, la Hemingway. Y también aquí radica el declive y la escasa apreciación de casi todos los demás modelos de la serie Escritores que no siguieron ésa línea. Simplificando un poco podríamos decir, por tanto, que hay dos grandes grupos de aficionados a esta colección; por un lado, los estilóficos de raza y, por otro, los coleccionistas de lujo. Y no es fácil que ambos grupos coincidan en gustos.


Hay otra pluma de la serie que comparte el chasis de la 149; la Dumas. Pero, a diferencia de la Hemingway, luce un diseño mucho más llamativo: dorados, remates, arabescos, plumín decorado, presencia lujosa... la Dumas, siendo estructuralmente lamisca pluma que la Hemingway, ya anuncia el futuro estilístico de la colección. la Dumas no pretende ser la versión moderna de un clásico sino una pluma completamente diferente. La Dumas es la predecesora de modelos posteriores de la serie que optaron por acabados más lujosos, pero también, quizá, más chabacanos.


La Hemi es una pluma mucho más ordinaria:  el anillo del capuchón, el clip clásico, el visor de tinta, el plumín. No tiene nada de lujosa sino, más bien, de pluma sencilla, de batalla. Pero la afortunada combinación de colores y la inequívoca remisión estilística a la deseadísima 139, fueron la clave de su rotundo aunque tardío éxito entre los aficionados.


La Hemingway fue, en un primer momento, la pluma de quien quería una 139 y no podía pagarla. Con el tiempo se ha convertido en una pluma deseada por sí misma. Una pluma bella, sencilla y cara que ha llegado a venderse -según su estado- por más de 4.000 euros y que se ha convertido en objeto de deseo para una legión de aficionados.

(Gracias de nuevo a Ricardo por su generosidad al permitirme examinar esta estilográfica para todos los lectores)

sábado, 23 de mayo de 2015

Faber-Castell Ondoro

En 2009, la alemana Faber Castell puso en el mercado una pluma cuyas formas no se parecían a ninguna otra anterior y que, basándose en ciertos conceptos ya conocidos, los reelaboraba profundamente hasta convertirlos en un modelo absolutamente original. Se trata de la Ondoro.

La Ondoro es una pluma hexagonal con grandes facetas. No se parece a otras plumas facetadas, como las Omas o las Conklin porque, en este caso, las cartas son mucho más anchas lo que, a la postre, resulta ser sorprendentemente ergonómico. Parece un lapicero con sobrepeso. Es una pluma de formas muy características y fácilmente reconocibles pues no hay otra igual.


La pluma es de gran tamaño y da la sensación de ser una estilográfica grande y aparatosa dado su estimable grosor. Sin embargo, no es demasiado larga, de manera que el resultado final, aunque no sea muy estilizado, resulta razonablemente armónico.


La pluma se presenta en una caja adornada con un dibujo psicodélico que esconde un estuche de plástico blanco con tres huecos para plumas. Esta caja puede utilizarse, pues, para transportar varios instrumentos.


La pluma se alimenta por cartucho y convertido, éste, de mayor capacidad que los ordinarios. El sistema, sencillo por demás, funciona sin ningún problema.


El plumín es característico de Faber Castell, con formas muy modernas, un adorno puntillista muy original y novedoso -además del clásico logo de la marca- y, también en este caso, sin agujero de ventilación. Es un plumín ajustado al tamaño de la pluma y, como todos los de la casa alemana, de gran calidad funcional.


El conjunto plumín/alimentador puede extraerse fácilmente de la boquilla girando. Utiliza, pues,  el mismo sistema que Pelikan y, por tanto, goza de sus mismas ventajas., Puede sustituirse por otro punto sin ningún problema, convirtiendo a la pluma en un instrumento muy versátil. Además, facilita enormemente el mantenimiento y limpieza del instrumento.


La calidad de los plumines de acero de Faber-Castell es proverbial y, en este caso, de nuevo hace justicia a su historia. La pluma escribe con una gran suavidad y sin defecto alguno. Flujo perfecto y puesta en marcha instantánea con una línea jugosa e invariable. El punto es grueso que, por cierto, es necesario pedir expresamente a la casa pues no suele distribuirse con él.


Hay dos características morfológicas singulares en esta pluma: por un lado, sus anchas facetas que, en pleno uso, resultan mucho más ergonómicas de lo que pareciera. La otra, la boquilla convexa que resulta extraordinariamente cómoda. Ambos factores hacen que la escritura con esta pluma resulte sorprendentemente fluida y descansada.


La pluma se ofrece en diversos acabados y colores. Todos muy bien logrados en combinación con el invariable capuchón cromado que acentúa las formas y la belleza de esta curiosa estilográfica. Los plásticos son de calidad, brillantes, y aparecen muy bien reforzados en zonas comprometidas, como la rosca que une el cuerpo y la boquilla, que es metálica. En los acabados de madera, los colores son sumamente cálidos y atractivos.

El precio de la Ondoro ronda los 100 euros, precio no excesivamente barato pero justo para una pluma con un acabado impecable y un desempeño magnífico gracias a su gran plumín. Con todo, la pieza brilla especialmente por su originalidad y formas desenfadadas que gustarán a los más jóvenes y a los amantes de las plumas que se salen de lo habitual.


jueves, 21 de mayo de 2015

Personajes con Estilográfica: José Antonio Primo de Rivera


El controvertido creador de la Falange Española, fue indudable protagonista de trascendentales hechos que tuvieron lugar en la España de las primeras décadas del Siglo XX. Su figura, alabada por unos y denostada por otros, no deja indiferente a nadie. Su trágica muerte, tampoco. Sea como fuere, lo cierto es que es un personaje histórico de considerable magnitud en el reciente pasado político español.

Jose Antonio Primo de Rivera escribía habitualmente con estilográfica . El día anterior a su muerte en la cárcel de Alicante, escribió su testamento ológrafo en cuatro folios y lo hizo con esta pluma. Se trataba de una Astoria, pluma de gran calidad y alto precio que no estaba al alcance de cualquiera.


En las últimas horas antes de su muerte, un miliciano llamado Guillermo Toscano Rodríguez se hizo con aquella estilográfica y con un abrigo de paño. Según contaba, todo ello se lo había regalado el mismo José Antonio como agradecimiento al buen trato de él recibido. Según otros, se había apoderado de ambas cosas.

Pero lo verdaderamente interesante es que, tras la muerte de Jose Antonio en la cárcel de Alicante, todas sus pertenencias se guardaron en una maleta en la que también estaba depositado el testamento. La maleta fue a parar a manos de Indalecio Prieto, que la llevó consigo a su exilio mejicano. A la muerte de Prieto en 1962, la maleta pasó a manos de Víctor Salazar, un socialista histórico afín a Prieto. En 1977, las pertenencias de José Antonio fueron entregadas a su sobrino y ahijado, Miguel, hijo de Fernando, que es su actual depositario.


El contenido de la maleta incluye diversos objetos personales. El mono es el mismo que viste José Antonio en la famosa foto de la cárcel modelo madrileña, en la que también luce unas botas de fútbol. Las gafas son las mismas que inspiraron a Adriano Gómez Molina su libro "Las gafas de José Antonio".


Lo curioso es que también en la maleta aparece la pluma que, según decía Toscano, estaba en su poder. ¿Había dos plumas?, ¿la tuvo alguna vez Toscano?. Lo cierto es que nunca la mostró, mientras que la de la maleta coincide con el modelo que usaba el político.


Se trata, como se ha dicho, de una Astoria #6, una pluma de considerable tamaño y gran calidad que competía con la gama alta de Montblanc. He oído decir que la pluma en cuestión es de "color verde" cuando, en realidad, ocurre que la ebonita negra se ha decolorado hasta adquirir ese tono gris verdoso tan característico de este material. La estilográfica tiene plumín de oro de 14K y carga por palanca con saco interior.

No hay datos sobre su funcionamiento porque parece que se conserva tal y como se encontró, sin reparación ni comprobación alguna. Se trata, en todo caso, de una pieza histórica de valor incalculable.


domingo, 17 de mayo de 2015

Sailor Imperial Black: La subyugante belleza mate.

El acabado mate en la pintura comenzó a hacerse popular en el ámbito de las preparaciones automovilísticas en San Francisco, desde donde irradió al resto del mundo el California Style o manera de personalización de coches y motocicletas que frecuentemente incluía el hoy famoso acabado mate en la pintura.  Este, a su vez, tenía un claro origen militar, ámbito en el que los brillos metálicos en todo tipo de objetos son absolutamente indeseables por su peligrosa visibilidad y fácil detección.


De los automóviles, este tipo de acabado pasó a multitud de objetos y, desde luego, a las plumas estilográficas. Sailor, cuyo principal mercado es el estadounidense, se inscribió rápidamente en la lista de fabricantes que comenzaron a ofrecer acabados en negro mate, una combinación de color que rápidamente se probó como muy exitosa. Hay numeroso ejemplos de este acabado en otras marcas aunque los ejemplares de Sailor me parecen singularmente atractivos.


La Sailor Imperial Black es una Professional Gear estándar cuya singularidad radica únicamente en los colores y en el acabado. En lo demás, mecánica y medidas, es un modelo normal.


El tono dominante es el negro, incluyendo los adornos metálicos y el plumín. Todos estos elementos son muy oscuros aunque no llegan a ser negros; el efecto se matiza, además, por tratarse de piezas con un cierto brillo que contrasta con la estructura mate de la estilográfica.


La combinación de matices crea un interesante contraste que resalta las formas de la pieza y la impresión general de que tenemos en las manos un objeto sobrio, discreto y casi funcionalmente militar.


El negro mate es un acabado muy atractivo en las estilográficas pues refuerza los aspectos más utilitarios de la pluma y, de paso, resalta sus formas más puras. Por eso se lleva muy bien con estructuras sencillas y limpias, como las de la Professional Gear, a las que añade una notoria elegancia.


Hay otros ejemplos de plumas en negro mate que combinan con adornos rodiados. También se trata de una solución afortunada aunque, a mi juicio, la oscuridad general de la Imperial Black gana en presencia y sobriedad.


El plumín es de oro aunque está acabado en negro. Para conseguirlo, Sailor ha recurrido a un chapado iónico a resultas de lo cual, solo se aconseja el uso de tintas Sailor, para evitar así, que el recubrimiento químico se desprenda.


La combinación de colores y las más que atractivas formas de la Professional Gear hacen de la Imperial Black una de las plumas más bellas que ha fabricado Sailor.

Gracias una vez más a Ricardo y a su generosidad por permitirme examinar esta estilográfica.




sábado, 16 de mayo de 2015

La mesa de trabajo bien temperada: ¿qué debe contener?

La mesa de trabajo es un espacio fundamental para el desarrollo de nuestra función laboral o profesional. Pero no solo eso. Incluso para el mero aficionado, una mesa donde poder leer, escribir, dibujar, llevar a cabo pequeñas manualidades o reparar algunos objetos, es un terreno indispensable que toda persona culta y cuidadosa gusta de preparar, usar y mimar.

No voy a dar consejos sobre estilos ni decoración, pero sí quisiera hablar mínimamente del contenido de una mesa de trabajo bien temperada, correctamente dispuesta para que toda actividad en ella sea un placer y una comodidad. Por supuesto que esto incluye el equipo que debe estar a disposición del usuario.

Conviene, ante todo, que el tamaño de la mesa sea adecuado. Ni muy grande ni tan pequeño que impida cualquier actividad o provoque un apelotonamiento de cosas que la haga poco funcional. Los modelos modernos son ligeros y espaciosos, pero también me gustan las viejas escribanías llenas de cajones y huecos donde poder ordenar nuestros enseres. Que cada uno escoja según su gusto.

(foto: alcalasubastas.es

Una mesa ordenada y funcional debe contar, por lo menos, con los siguientes artículos: papel, equipo completo de material de oficina, un mínimo estuche de herramientas e instrumentos de escritura.


Papel: Es indispensable contar con un cuaderno de notas portátil (A6) y, al menos, uno tipo cuartilla (A5) y un bloc grande (A4). Todos de buen papel que permita utilizar cualquier instrumento y, especialmente, una pluma estilográfica. Lo ideal es contar con, al  menos, un par de tipos para cada modelo: lisos, subrayados o punteados, según el uso y los gustos de cada cual. Junto al papel de escribir, hay que contar con sobres y tarjetones.


(foto: moleskine)

Material de Oficina: Grapadora, desgrapadora, sacapuntas, gomas de borrar, clips y gomas elásticas. Cinta adhesiva, tijeras, pegamento universal y líquido corrector. Un cúter y una regla. Con esto basta. Además, es muy útil contar con algún pequeño tapete de  goma antideslizante (un tamaño A5 basta) que sirva para depositar objetos delicados (aparatos electrónicos, pequeñas piezas, capuchones...). Finalmente, resulta muy útil disponer de una bandeja forrada donde poder colocar las estilográficas más usadas.



(foto: materialdeoficinatoledo)

Herramientas: Un pequeño destornillados múltiple y un alicate de puntas ocupan un espacio mínimo en cualquier estuche y nos sacarán de mil apuros cuando lo necesitemos. Conviene siempre tener a mano una caja de pañuelos desechables muy suaves y otro de toallitas húmedas.

(foto: twenga)

Instrumentos de escritura. Las posibilidades son tan enormes que me limitaré a proponer mi elección particular mínima:

           A) Juego de estilográficas: Por lo menos, deben ser tres: Una de trazo grueso para firmar y subrayar; otra de trazo medio para escribir y otra de trazo fino y duro para detalles o para rellenar impresos. Como es lógico, pueden ser muchísimas más en función del uso que les demos o el número de ejemplares de nuestra colección. El catálogo actual de la estilográfica permite disponer de modelos para todo; escribir, dibujar, subrayar, firmar, practicar caligrafía y, en todo caso, disfrutar de su mera contemplación.


(foto: Chatterleyluxuries)

           B) Tinta: Hay que tener disponible la tinta que se use en cada estilográfica o que se necesite para un trabajo determinado. Como mínimo habría que disponer de dos tipos: tintas indelebles y tintas lavables. Un color estándar (negro o azul) y los que más gusten para escritura privada.


(foto: grouphunt)

           C) Lapiceros. Una herramienta insustituible. Para escribir, dibujar, tomar notas rápidas, hacer bocetos o esquemas o, simplemente, jugar con ellos. Lo mejor es disponer de una caja con varios modelos y grados de dureza.


(foto: artdiscount)

Todo lo anterior nos costará muy poco, incluso contando con plumas de calidad. Una escribanía perfectamente pertrechada en los términos expuestos no debería suponer -excluyendo la mesa- más de 250 euros incluyendo tres plumas económicas de calidad. Nos durará muchísimo tiempo y, lo que es mejor, nos permitirá disfrutar, como corresponde, de los indescriptibles placeres de la escritura.