martes, 27 de junio de 2017

Originales y Copias: Otra Vuelta de Tuerca

Se trata de un tema que ya ha sido tratado en este foro y que frecuentemente sale a luz pero que hoy me atrevo a plantear en términos puramente morales: ¿debemos mantener una postura negativa frente a la oferta de copias y réplicas que inundan el mercado de la estilográfica?. En otras palabras: ¿beneficiamos al mercado comprando copias en lugar de originales?; ¿se puede analizar este fenómeno bajo un prisma ético?.

Ante todo, conviene distinguir. la Ética es un código de comportamiento que no excede de la esfera personal. La moral, en cambio, corresponde a una determinada comunidad de personas. Cuando alguien habla de su rechazo a comprar falsificaciones o réplicas se está refiriendo, en realidad, a una postura moral, aquella según la cual, la supervivencia de una sociedad, un grupo de intereses o una actividad, obligan -sin ser una ley- a seguir una determinada conducta. Dicho de otra manera: la supervivencia de la industria estilográfica depende de que juguemos limpio a la hora de comprar nuestros ejemplares puesto que, de otro modo, ponemos en jaque su futuro.


En términos de mercado, el fair play es algo de difícil definición y, además, no siempre es entendido por todos los jugadores de la misma manera. La verdad es que las líneas que separan lo lícito de lo ilícito no siempre están claras y, para mayor confusión, lo lícito y lo moral no siempre van de la mano porque, recordemos, una cosa es la ley y otra un comportamiento acorde con la moral pública de que se trate.

El tema es muy espinoso pero abre sugestivas posibilidades que no siempre son tenidas en cuenta a la hora de valorar una determinada postura. Por ejemplo, es fácil defender los derechos de una patente de diseño, pero no lo es tanto defender que las medicinas, que están protegidas por esas mismas patentes,  sean caras. Es fácil sostener que un autor es el propietario intelectual de su obra, pero también es habitual oir que la cultura es un bien común que debería ser de libre acceso por la ciudadanía. Como se puede apreciar, lo que late en todo esto es un conflicto entre los derechos derivados de la propiedad industrial y el libre o fácil acceso a los bienes. Advierto de que se trata de un conflicto sin solución porque el incremento de la protección sobre uno de estos factores acarrea, inevitablemente, un cierto perjuicio para el otro.


En el caso de las estilográficas, el éxito de un modelo suele derivar en la proliferación de réplicas más baratas aunque no de la misma calidad. Esto ocurre así desde que la industria nació. Pasó primero con Parker, luego con Montblanc y ahora con Lamy, Sailor o Kaweco, es decir, líderes del mercado que ven asaltada su posición por quienes buscan aprovecharse, más o menos, de su prestigio. Hoy, nos escandalizamos al ver una Safari clonada, pero, al mismo tiempo, miramos con arrobo los cientos de copias de Parker 51 que hicieron los fabricantes españoles de los años 40 y 50 del pasado siglo.

Pero la reacción a este fenómeno, puramente mercantil y, si me apuran, estrictamente legal, suele plantearse en términos morales. En realidad, la existencia de réplicas no suele causar un daño excesivo a los originales. Hay numeroso estudios que concluyen que las grandes marcas del lujo, desde bolsos de piel hasta joyas de diseño, apenas perciben algún efecto en sus cifras totales de ventas y la razón es evidente: nadie se engaña con los productos de segunda fila salvo los espectadores. El comprador sabe perfectamente que esa flamante Montblanc comprada por 20 euros al sospechoso vendedor de la esquina no es, que digamos, la más genuina. Pero es que eso no le importa, porque su intención es confundir a los demás que la vean en su bolsillo o en su mano y transmitirles el valor de mercado que el objeto pueda parecer tener pero que, en realidad, no tiene,


Vayamos con un ejemplo. Tras el éxito de la Hemingway, se han producido decenas de plumas con su mismo esquema cromático, algunas por firmas de prestigio como Pelikan,  además de réplicas caseras de todo tipo. ¿Han alterado en algo el valor de mercado de la Montblanc? en absoluto. al contrario, la multiplicación de clones y homenajes ha revalorizado el original hasta extremos, si me permite, injustificados. Y ello por la sencilla razón de que el ya referido valor de mercado depende de muchos factores que no son estrictamente correspondientes al valor de uso. La imitación de un modelo suele multiplicar su fama porque, en el fondo, es producto de la misma. Nadie copia lo que no es deseado por el mercado.

Los clones o las réplicas son la respuesta accesible a una necesidad inalcanzable. Pero nótese que la solución a este dilema solo afecta a los demás, no al comprador mismo que es perfectamente consciente de que compra lo que compra. Salvo ocasiones excepcionales, nadie se considera estafado al comprar una réplica porque saber perfectamente lo que tiene entre manos.


Lo importante es recordar que el comprar de réplicas no deja de comprar el original como consecuencia de ello. O no lo podría comprar antes y lo comprará en cuanto tenga la ocasión, o no lo hubiera comprado nunca por su excesivo precio de mercado que se había convertido en disuasorio.

Visto así, y no digo que sea una visión exacta, el rechazo moral a las réplicas carece de efectos prácticos en la industria estilográfica. A las pruebas me remito. No hay un caso de marca que haya desparecido como consecuencia de haber sufrido réplicas y, mucho menos, si estas réplicas no son meras falsificaciones, Obsérvese que los modelos chinos que replican plumas famosas no pueden confundirse con sus originales porque tienen signos propios que las distinguen, Parecen iguales, pero nunca lo son. Y cualquier comprador puede averiguarlo sin problemas. Por eso no pueden ser demandados por los detentadores de las patentes que, en muchos casos, caducan en los países de referencia por falta de interés y exceso de coste.

Estas son apenas algunas reflexiones sobre un problema de gran interés y viva controversia. Espero que cada lector extraiga sus propias conclusiones y forme su criterio como corresponda.




jueves, 22 de junio de 2017

Jinhao 992: Continúan las sorpresas

Hace algunos días, proponía yo algunos modelos chinos de última hornada como ejemplos de versiones clónicas de grandes éxitos contemporáneos en el mercado de las estilográficas. Uno de estos modelos es la Jinhao 992, un evidente homenaje a la Sailor 1911 y más concretamente a las versiones Procolor de este modelo, plumas transparentes y más baratas que las estándar.

La 992 es, por tanto, la versión china de una grandísima pluma japonesa por la cual nunca dejaré de mostrar mi entusiasmo. Parecería, pues, que la réplica palidecería ante el modelo pero la comparación es, salvando las lógicas distancias, relativamente honrosa. La Jinhao es una pluma bonita, muy bien acabada y, como sucede últimamente, con un desempeño sorprendente.

La Jinhao se presenta en dos juegos de colores, seis transparentes y otros seis sólidos. Son muy atractivos y juveniles, en la línea de los recientes lanzamientos de las mejores marcas. La gran ventaja de estas plumas chinas es que su precio permite comprar el juego completo por una fracción del precio de los modelos originales.


La pluma está construida en plástico inyectado pero el resultado es francamente bueno. No se aprecian rebabas ni defectos.


La pluma tiene fornituras plateadas lo que añade un toque de elegancia y la coloca en la línea de los últimos diseños.


La 992 mide 135 mm. Es, por tanto, una pluma de tamaño idéntico a la Sailor 1911 estándar. Pesa 16 gr. lo que la convierte en una pieza ligera y manejable, aunque no tanto como para resultar inconsistente. Permite escribir cómodamente y ser perfectamente portátil.


La pluma se alimenta por cartucho/convertidor. Incluye este último y se trata de una pieza de aceptable calidad, perfectamente funcional aunque requiere una limpieza jabonosa previa porque las paredes provocan mucha tensión superficial en la tinta.


El clip es muy parecido al de las Sailor y resulta plenamente funcional aunque es algo rígido.


Toda la pluma es de plástico transparente, sin piezas sólidas ni metálicas excepto las fornituras. El extremo del cuerpo consta de una pieza pegada en forma de tetón.


Por su parte, el capuchón se remata con otra pieza independiente también pegada. En el interior, se aprecia un capuchón interior de plástico translúcido.


Lo más interesante de esta pequeña pluma está en su boquilla. Para mi sorpresa, el conjunto plumín/alimentador se inserta en un alojamiento independiente, al estilo Schmidt. El alojamiento, en el que aparece el logo Jinhao, es transparente.


El conjunto, con su alojamiento, se enrosca en la boquilla que, a su vez, aparece provista de dos juntas tóricas de goma que garantizan la estanqueidad del sistema.


EL plumín y el alimentador están colocados a presión en el interior del alojamiento de plástico traslúcido.


El plumín es un Jinhao de acero y punto fino. Está correctamente terminado y adornado con el logo de la marca así como una greca muy atractiva en la parte frontal.


A la hora de montar el conjunto, se puede ver que el plumín se coloca sobre el alimentador en una posición prefijada que impide cualquier error a la hora de colocarlo de nuevo en el alojamiento.


El uso de éste sistema va normalmente aparejado a plumas de un estrato superior y resulta sorprendente verlo en esta China que cuesta un euro y medio envío incluido.

La escritura con esta modesta belleza es otra sorpresa. Se comporta con mucha nobleza; el flujo, siendo un punto fino, es muy jugoso y el trazo es constante y seguro. Sin ser un prodigio de suavidad, resulta extraordinariamente cómoda y fluida, incluso con un ligero punto de flexibilidad. No se le puede reprochar ningún defecto.


La Jinhao 992 constituye una nueva sorpresa china. Los últimos productos económicos que vienen de Oriente ofrecen una calidad de acabados y un desempeño funcional inédito hasta hace muy pocos años. El hecho de que esta pluma esté inspirada en otra no empece sus innegables cualidades que tienen su propio mérito.



domingo, 18 de junio de 2017

Platinum 3776 Nyhaven. Nuevos clásicos

En estas páginas ya se ha hablado en numerosas ocasiones de la Platinum 3776, una pluma extraordinaria que vive una segunda juventud bajo la denominación Century, una segunda versión, o MK II,  de la original que aún sigue comercializándose bajo la denominación Balance.

La 3776 Century es, posiblemente, una de las plumas con la mejor relación calidad/precio del mundo. y su desempeño es, sencillamente, formidable. Su éxito la ha catapultado a los primeros puestos de la demanda y de todas las clasificaciones por su categoría.

Platinum, como Sailor, adornan la producción de sus modelos con ediciones especiales, pero no siempre en el sentido europeo, es decir, limitadas, sino adaptadas a sus clientes, a u momento determinado o a una ocasión especial. Así, es posible encontrar versiones en celuloide de colores, transparentes, en maderas, en maki-e y un numeroso catálogo de estilográficas a la medida de clientes específicos.

La 3776 que hoy presento es una edición limitada de 100 ejemplares que ha comercializado la conocida casa japonesa Engeika. Se pudo ver en su página web y también en su tienda de eBay aunque no parece haber tenido gran éxito porque tardó mucho en agotarse.


Se trata de la Platinum 3776 Nyhaven, un homenaje a Copenhague, cuyos rasgos distintivos se concentran en los colores y en los materiales con que está fabricada.


La Nyhaven combina, por primera vez que me conste, un cuerpo transparente con un capuchón de plástico sólido, en este caso, de color amarillo.


El cuerpo es, por otro lado, el de una 3776 absolutamente normal. Mide 139,5 mm y pesa 20,5 gr.


Lo especial del cuerpo está en que es translúcido y que tiene unas nervaduras interiores que, a la vez que refuerzan la pieza, añaden más interés en el juego de luces. El color del cuerpo es un rosa pálido muy sugerente.



El cuerpo está rematado con una pieza de resina amarilla que se adorna con un anillo dorado.



El resto de la pluma, incluida la boquilla, está construida en resina amarilla con fornituras doradas.


La sensación que proporciona esta combinación de colores es la de una extraordinaria calidez.


La pluma se alimenta, como es habitual, mediante cartucho y convertidor.


El plumín, de oro de 14 K,  es el estándar del modelo.


Pese a tratarse de una edición limitada, no he logrado descubrir inscripción alguna con el número de serie.


El capuchón cuenta con el sistema slip & Seal de la marca, que garantiza un cierre muy hermético y una mejor conservación de la tinta.


La pluma resulta muy original por sus colores y su curiosa combinación con el cuerpo transparente de reflejos dorados. Si la idea era rememorar los colores del barrio danés, puede decirse que el resultado ha sido perfecto.


La Nyhaven está (o ha estado) a la venta por un precio muy ventajoso tratándose de una edición limitada. Conseguí la mía por menos de 125 euros lo que me parece una buena compra tratándose de un ejemplar de estas características.

Platinum sigue sorprendiendo con variaciones sobre sus modelos estándar a base de visiones muy originales y atractivas. Para quienes amamos sus plumas, siempre es motivo de regocijo.



jueves, 15 de junio de 2017

Consejos para el mantenimiento de plumas de ebonita

Todos los lectores conocen ya la ebonita. Se trata de una de las primeras formas de plástico. Es un pollimero duro, rígido y brillante que se creó por Goodyear como sustituto de la madera de ébano y de la cual tomó el nombre comercial. En realidad, el nombre vulgar que aún se usa en el mundo anglófono es el de "goma dura" o hard rubber. Ha tenido múltiples usos aunque actualmente se encuentra, sobre todo, en pluma estilográficas, bolas para jugar al bowling, peines, embocaduras de instrumentos de viento y pipas.


La ebonita contiene un 30 ó un 40% de sulfuro, de ahí su característico olor, especialmente cuando se frota. Tiene, además, gran poder de atracción eléctrico.

Los que siguen son algunos consejos básicos sobre cómo tratar la ebonita dado que es muy frecuente encontrarla en plumas estilográficas, antiguas y modernas, generando algunas dudas sobre sus propiedades y cómo debe cuidarse.



Luz 

La luz es el principal enemigo de la ebonita no tanto porque afecte a la integridad del material como a su color. Los rayos ultravioleta hacen que los colores de la ebonita desparezcan. El negro se convierte en un gris lechoso y los demás pierden fuerza y consistencia hasta casi desvanecerse. Para evitarlo, el mejor consejo es mantener las plumas en sus estuches o en un cajón no iluminado.


La luz interior también puede ser dañina porque los sistemas de iluminación incandescente producen un espectro IR de luz UV. Sin embargo, los modernos LED no emiten rayos ultravioleta ni infrarrojos por lo que son seguros. Ojo, pues, a esas preciosas vitrinas con luz interior incandescente donde se exponen piezas de ebonita. Terminarán por arruinarse.


Agua

El agua es otro de los enemigos de la ebonita. No porque deforme la pieza, a menos que se use agua muy caliente, sino porque la descolora. Además, el agua puede contener otros elementos muy dañinos, como el amoniaco, que dejarán manchas en la pluma con solo tocarla.


El exterior de la pluma no debería tocar el agua. El interior, por el contrario, es menos importante porque no se verá. La boquilla puede limpiarse con un trapo húmedo y secarse rápidamente después.Para limpiar el conjunto plumin/alimentador, es aconsejable usar una pera que permita hacer correr el agua desde el interior hacia el plumín sin mojar la boquilla.

Una idea clave es no sumergir en agua  la pluma entera, o ninguna de sus piezas, durante largo tiempo.


Tinta.

En principio, la tinta no debería mancha la ebonita aunque si se trata de variedades muy porosas, puede llegar a hacerlo rápidamente. No es fácil determinar si nuestra pluma pertenece o no a esta variedad por lo que, en todo caso, aconsejo utilizar tintas ligeras, poco saturadas y muy fluidas. No solo la limpieza será más fácil sino que se podrá observar mejor si la pluma tiene tendencia a teñirse.


También es aconsejable utilizar tintas de la gama de color de la ebonita. Si ésta es verde, no usar tinta azul y si es roja, no usar tinta negra.


Calor



El calor no es un problema especial para la ebonita que es capaz de aguantarlo bien. El problema es que un exceso del mismo puede ocasionar deformidades en zonas más débiles. Con un uso normal, no son de temer daños, pero prohibido el uso de hornos, microondas, pistolas de aire o secadores. El material puede deformarse con rapidez.


Pulimento




La ebonita es un material que admite muy buen pulido. Puede hacerse con cualquier cosa, incluidas máquinas, pero hay que hacerlo con cuidado y a poca velocidad para no provocar un calor excesivo. También hay que tener cuidado con los grabados, las partes de metal y los resaltes. Ha de actuarse con delicadeza y sin prisa.


Puliendo la ebonita profundamente, se puede restaurar su color original.


Alimentadores



El alimentador de ebonita puede limpiarse con agua dado que la decoloración no constituye un problema para una pieza permanentemente empapada en tinta. Pero hay que tener cuidado con no usar agua caliente, porque puede deformar los aletines o los canales de conducción de la tinta y el aire.


Brillo.


La ebonita bien pulida tiene un gran brillo natural. Pero si se quiere mejorar, puede aplicarse aceite de silicona (no es lo mismo que la grasa), un compuesto muy ligero que da mucho brillo y que no contiene elementos dañinos para el material. En todo caso, conviene revisar la composición del aceite para asegurarse de que no contiene aceites minerales ni disolventes de ningún tipo.


Espero que estas someras indicaciones resulten útiles a los lectores, especialmente a los fieles amantes de este viejo, cálido y reconfortante material que es la ebonita.

(todas las fotografías son de uso público)



lunes, 12 de junio de 2017

Fellowship Black Bird: Un cuentagotas muy clásico.

Fellowship es una esas marcas indias muy poco conocidas por el gran público porque casi toda su producción se distribuye en el subcontinente. En India y Pakistán se usa mucho la estilográfica, especialmente en la etapa escolar y, en muchas ocasiones, con plumines caligráficos especiales para escribir caracteres arábigos. Se trata, casi en su totalidad, de plumas baratas de calidad manifiestamente mejorable pero que, en relación calidad/precio, suelen resultar más que interesantes para el curioso aficionado.

Uno de los modelos más conocidos de Fellowship es el Black Bird (mirlo), una pluma de estudiante, sencilla, que se ofrece en diversas terminaciones, con capuchones metálicos o de plástico. Es una pluma muy bien diseñada y razonablemente ejecutada, especialmente si tenemos en cuenta que se trata de un modelo de producción masiva con destino a usuarios poco especialistas. 


La Black Bird es un cuentagotas de gran capacidad aunque no es una pieza de dimensiones extraordinarias. Mide 133.7 mm con una anchura máxima de 12 mm. El peso, muy ligero, es de 13,5 gr. 

Consta de tres piezas, un capuchón íntegramente realizado en plástico, excepto el clip y un anillo muy estrecho; un cuerpo sellado en cuyo extremo inferior aparece el visor de tinta con líneas longitudinales, y la boquilla, donde se aloja el conjunto plumín/alimentador.


La pluma se acompaña de un modesto cuentagotas de plástico.


La pluma está construida en plástico inyectado, muy atractivo, ligero y vistoso. Es un color verdoso, traslúcido, con estrías oscuras de tono indefinido. Aunque parezca extraño, casi parece tener la apariencia del celuloide lo que da una idea de la riqueza cromática del plástico utilizado.


En el centro del cuerpo hay una ventana para ver el nivel de tinta. La ventana está muy bien conseguida. Es una pieza independiente soldada al cuerpo formando entre ambos una misma pieza. La ventana, con tiras oscuras longitudinales, luce un acabado específico que contribuye a la solidez del conjunto y, sobre todo, a su belleza. 


En el cuerpo aparece la marca, el modelo y el logo que consiste en dos palomas, una blanca y otra negra.




El clip es muy sencillo, de acero chapado, apenas una espiga estrecha rematada en gota hueca y embutida en el remate superior del capuchón. 


El conjunto plumín/alimentador está constituido por una pieza de acero chapada en oro de pobre apariencia. Ostenta la marca,  el logo, y es de tamaño relativamente reducido.


El alimentador, de ebonita, ofrece un buen apoyo al plumín con un mecanizado correcto.


El capuchón se cierra a rosca y cuenta con un estrecho anillo dorado adornando el labio inferior. 


Las líneas resultan muy clásicas y elegantes. La parte superior está formada por una pieza independiente, introducida y pegada a las paredes superiores del capuchón.


Utilizada como plumilla, el rendimiento de la Black Bird es suave y con un buen resultado. No es un plumín de primera línea, desde luego, pero su desempeño es decente y resulta muy cómoda de usar, dada su ligereza. Teniendo en cuenta su gran capacidad de tinta, se trata de una correcta pluma de estudiante con una relación calidad/precio aceptable. Se ofrece en varios colores a partir de unos 18 euros. 

La Black Bird es una bella y práctica pluma con un buen rendimiento y un precio ligeramente alto teniendo en cuenta el de algunos competidores, pero en todo caso digna y práctica, con una líneas que rememoran las de las mejores clásicas.