miércoles, 28 de febrero de 2018

Una pequeña guía económica para el comprador de estilográficas (I)

En anteriores ocasiones hemos podido examinar algunos conceptos económicos básicos relacionados con el valor de las cosas. Aplicado a nuestras amadas estilográficas, pudimos comprobar que una cosa era el valor de uso y otro el valor de cambio así como tener algunas nociones de la utilidad marginal.

Pues bien,  me parece interesante ahora profundizar ligeramente en  la denominada ley del rendimiento decreciente que, por hacerlo fácil, significa que el incremento de un factor productivo, siempre que los demás se matengan constantes, resulta en un progresiva disminución del rendimiento.

Que nadie se asuste porque voy a poner un ejemplo práctico directamente relacionado con las estilográficas y con su precio. Porque mi idea aquí es analizar cómo la ley citada tiene sus efectos a la hora de escoger un modelo y, sobre todo, de considerar si merece o no su adquisición.Como esta es una pregunta que el aficionado se hace a menudo, me ha parecido interesante hacer un breve análisis técnico.

Vamos a basar nuestro análisis en dos factores: el precio y la calidad. Dibujaremos un cuadro en que la línea horizontal corresponde al primero y la vertical a la segunda:


Como puede verse, el precio está dividido en escalas de 50 euros, mientras que la calidad es un concepto más genérico.

Todos sabemos que, por regla general, a mayor calidad corresponde mayor precio; por tanto, si tuviéramos que hacer una escala intuitiva de esta relación, haríamos algo parecido a lo siguiente:


Se puede apreciar que, a medida que añadimos euros a la escala, se incrementa la calidad. Con este método intuitivo, una pluma de 500 euros sería diez veces mejor que una de 50 y así sucesivamente. Este esquema supone, por tanto, un incremento de calidad directamente proporcional al dinero invertido.

Sin embargo, la realidad es muy diferente. Recuérdese que estamos hablando únicamente de calidad funcional y no de otros factores como los sentimentales o la rareza de una pluma, respecto de los cuales la calidad intrínseca del instrumento es algo absolutamente indiferente.

Pues bien, teniendo en cuenta lo dicho, resulta que los incrementos de calidad no son en absoluto proporcionales al dinero invertido. En realidad, y siempre teniendo en cuenta la ley de rendimiento decreciente, resultará que un incremento de calidad tendrá un efecto muy visible en los primeros estadios, pero irá disminuyendo a medida que no sea posible ir más allá. Aplicado al cuadro que hemos dibujado antes, el resultado será algo parecido a esto:


Ello quiere decir que, generalmente,  la calidad de una pluma de 100 euros será muy superior a la de una de 10 o una de 50. Pero la calidad funcional no aumenta en igual proporción a partir de ese momento, por lo que la diferencia entre una pluma de 200 euros y una de 500 será muy pequeña, y entre una de 800 y una de 2000, prácticamente inexistente.

A efectos prácticos, esto significa que el escalón de calidad más importante en el mundo de las estilográficas se encuentra entre los 10 y los 100 euros. A partir de ahí encontramos otro importante avance hasta poco más o menos los 200 euros y, a partir de ahí, ya no obtendremos más calidad funcional sino, como hemos visto en numerosas ocasiones, otras cosas que cada cuál valora a su medida: cuál el diseño, cuál la rareza, cuál la originalidad o cuál la hermosura. Como vemos, se trata, en todo caso, de aquello que denominamos valor de cambio, algo totalmente distinto del valor de uso.

Pero tanto, cuando un aficionado se pregunta si una pluma de 1000 euros es 1000 veces mejor que una de 1 euro, la respuesta es rotundamente no. Es mejor, sin duda, pero ni en esa proporción ni a ése precio.

Si la pregunta se traslada a los 200 euros contra los mismos 1000,  la respuesta será que ambas plumas son funcionalmente idénticas y que los 800 euros de diferencia se pagarán por otros conceptos.

Espero haber aclarado someramente un asunto que, según me consta, inquieta cada vez más a algunos aficionados que se enfrentan a  dilemas prácticos a la hora de comprar plumas nuevas en un mercado como el actual en el que la oferta es tan enorme que apenas permite elegir con serenidad.



25 comentarios:

  1. La ley de los rendimientos marginales decrecientes, que tanto vale para explicar el colapso del Imperio Romano como para argumentar el no comprar una Montblanc. XDDD

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    1. Gracias por tu comentario Alfonso. En efecto, una Ley es una Ley. Un saludo muy cordial

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  2. Un concepto interesantísimo.
    Mi primera explicación era la no linealidad de la función, que para el caso es este hecho pero mucho mejor relatado por ti.
    Ejemplo nato: La alta fidelidad.
    Rendirá -algo- más un amplificador de 20.000 euros que uno de 2000? Un cable de 1000 euros tiene sentido en una línea de trasmisión? Miles de preguntas de ese tipo han sido formuladas en diversas guerras santas... Y muchos gurús han huido de una prueba ciega.
    El corolario entiendo que tiene que ver con que la pertenencia a un grupo tiene un peaje muy, muy alto.
    Felicidades por el artículo, y un abrazo.

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    1. Perfectamente explicado y además harás el sacrilegio de ecualizar y todo para escucha a plano.
      Saludos

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    2. Interesantes preguntas, Rafael y, como siempre, apuntan en la dirección correcta. Gracias por tu amabilidad y un fuerte abrazo

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    1. Gracias a tí por el comentario, Mergu, Un saludo muy cordial

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  4. Perfecta explicación, se entiende perfectamente. Gracias

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    1. Gracias por tus palabras, amigo Andrés. Es un placer resultar útil. Un cordial saludo

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  5. Excelente explicación aplicable a casi cualquier concepto de la vida real. ¿Un Rolex? ¿Es más incómodo viajar en un Mercedez Benz de 100.000 euros que en un Rolls que supera los 400.000? ¿Produce más satisfacción unos percebes que superan los 200 euros/Kg que una humilde paella en familia? Totalmente de acuerdo con lo expuesto. Un saludo.

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    1. Muchas gracias por el comentario y por tu amabilidad, amigo Javier. En efecto, es un principio que puede aplicarse a cualquier cosa. un saludo muy cordial

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  6. Muy buena la explicación. Pero creo que lo subjetivo acaba primando. Sobre todo cuando compras la pluma n cuando n tiende a muchísimas.

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    1. Desde luego que prima, como lo demuestra que todos compramos estilográficas de cualquier precio. Valoramos muchas cosas y no solo la calidad funcional. Es parte de la diversión, amigo mío. Un cordial saludo

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  7. Muchas gracias! Excelente análisis. Es un tema que me intriga hace tiempo, así como dónde pondría el punto de inflexión considerando los precios de mí país. Un abrazo, Raquel.

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    1. Muchas gracias, querida Raquel. Es un placer saludarte de nuevo. Me alegra haberte sido útil. Un fuerte abrazo, amiga mía

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  8. Muchas gracias por esta entrada. De acuerdo con lo leído, supongo que podría enlazar con la recomendación de los pesos medios de alrededor de 150 €. Si no dices lo contrario o no requiere actualización, esa entrada, me vale la callada por respuesta.
    Un saludo y gracias de nuevo.
    http://elpajareteorquidiado.blogspot.com.es/2015/01/los-pesos-medios-las-10-mejores-plumas.html

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    1. Así es, estimado Jesús. Siempre y cuando te fijes en la calidad funcional de las plumas. A partir de los referidos 200 euros, encontrarás plumas extraordinarias por multitud de factores, pero no habrá mucha diferencia con aquéllas. Un saludo muy cordial

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  9. "Honduras", que solo Pedro sabe sortear. Tengo varias dudas: 1.-En el cuadro (1), pareciera que los precios afectan la calidad y no al contrario. Ingenuamente se tiende a creer que es la calidad la que indica o fija el precio. Por eso me llama la atención el enfoque que Pedro ha hecho ya que de ese cuadro se deduce que “a mayor precio mayor calidad”. Cuando se supone que los acabados, la atención al detalle funcional, la mecanización moderna y precisa, la materia prima y productos y finalmente maestros con experiencia, se complotan para generar lo que genéricamente conocemos como "mejor calidad". En teoría, eso es lo que hace que el precio sea mayor o menor (supuestamente). Pero ciertamente y ya desde hace tiempo se viene analizando una teoría y yo diría tendencia, que se puede resumir en la “paradoja” usada para el análisis de los precios de los vinos, y que se conoce como: "el sabor del dinero". Un estudio demostró que si usted coloca "arbitrariamente" un precio alto a un vino mediocre, automáticamente el cliente tiene la percepción de que es un buen vino y de buen sabor, y viceversa. La mente humana es vulnerable a la manipulación. Ciertamente si el fabricante de una estilográfica coloca un precio muy bajo a su producto el usuario creerá que la pluma es desechable por decir lo menos. 2.-En análisis interesante del cuadro 2, nos lleva a la conclusión de que a una calidad dada alcanzada, ya cualquier incremento en el precio, no acarreará una mejora o incremento de la calidad. Es lo que ocurre sin lugar a dudas, pero no estoy tan seguro que los puntos de cortes sean exactamente los precios propuestos en este análisis. Creo que cada estilográfica merece un análisis por separado y en consecuencia el "set point" de cada una será distinto. Pongo un ejemplo rápido: Wing Sung 601, exitazo en ventas por tanto en demanda, su calidad predecible y a la espera de la prueba del tiempo, no merece los precios que está alcanzando hoy día y su rango de precio a una misma calidad, ha oscilado entre 0,99 a 32 $. Ciertamente porcentualmente hablando esta "maravilla" china tiene una oscilación mayor que la propuesta en este articulo, pero jamás se moverá en los rangos propuestos. Pregunto: dichos rangos son arbitrarios? , o son productos de algún estudio de mercado. O simplemente son un ejemplo. Porque cada estilográfica tendrá sus oscilaciones en sus gama de precios, en donde será muy válido lo expuesto en el cuadro 2, pero en su rango. Y esto es independientemente de la causa del incremento del precio, que en este ejemplo es por ley de mercado (oferta/demanda), a una misma calidad dada.
    En el otro extremo del espectro están las estilográficas “vintage”. Una Parker 51 no tiene que demostrar a nadie su calidad, pero su precios lejos de ir subiendo o mantenerse han incluso descendido. En fin, aquí creo que influye mucho la moda por decir algo. Lo que sí es claro, es que las oscilaciones de precios son multifactoriales en mi opinión.
    En todo caso, esta interesante entrada ha servido para entusiasmar al economista que llevamos dentro y me ha parecido estupenda como siempre, digna de este pajarete, único espacio donde se dedica tantas líneas a estos análisis de mucho interés. Gracias Pedro de nuevo.

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    1. Gracias por tu generosidad, querido Leonardo. Acertadas observaciones las tuyas, como siempre. Las cantidades y esquemas que he utilizado son simples ejemplos. Es difícil establecer una relación exacta entre precio y calidad, como sabes muy bien. Pero sí es cierto que, a mi juicio, por encima de 200 euros todas las plumas son funcionalmente idénticas, salvo pequeños matices o gustos. Pero introduces un matiz sumamente interesante que es el de la fluctuación desordenada de precios que, es cierto, puede darse en ciertas ocasiones. En realidad, es una pura reacción a la excesiva demanda de un producto. El vendedor intenta reaccionar y sube los precios aunque se trata de una operación arriesgada que no siempre sale bien. Estoy seguro de que recuerdas varios ejemplos. El caso de las 51 es distinto puesto que se trata, en nuestros días, de objetos de colección cuyo precio suele establecer mucho más allá de sus cualidades funcionales. Son altas, sin duda, pero algunos precios que se han pagado por ciertos ejemplares tiene más que ver con su valor de cambio y no con el de uso. Un fuerte abrazo, querido amigo.

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  10. Podríamos convenir que, el placer de escribir con una estilográfica tiene un precio. Todo el compendio de razones que nos determinan a adquirir o usar unas u otras puede ser tan variado como se quiera.
    Ciertamente con algunas estilográficas se escribe más cómodamente que con otras y no siempre esa funcionalidad está ligada al mayor precio.
    En mi opinión algunos modelos, de ediciones limitadas, barrocamente cargados de detalles embellecedores restan funcionalidad a cambio de exclusividad y/o componentes “de prestigio”. Son piezas para poseer más que para usar.
    Si salen al mercado alguna razón habrá.

    Si me lo permites, incluyo un ejemplo numismático. Es sabido que las monedas de euro que edita la Ciudad del Vaticano (bajo acuerdo con la autoridad monetaria europea) son de tirada anual limitada y alcanzan entre los coleccionistas precios altos (por la calidad de las propias monedas, por no haber circulado, por el estuche que las acompaña, etc.). Sabido esto, tiene sentido pagar un café con monedas de euro del Vaticano?
    Ès legal, por supuesto, pero también es poco práctico y escaso rendimiento, pero puede hacerse y no pasa nada.
    Los humanos somos tan complejos que, quizás por motivos parecidos, se venden algunos modelos de estilográficas, más allá de su precio y su funcionalidad.

    Jordi Baiges

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    1. Gracias por tus interesantes reflexiones, amigo Jordi. Un cordial saludo

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  11. Fantástico artículo Pedro, como todos, un cordial abrazo.

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    1. Muchas gracias por tus amables palabras, amigo Javier, es un placer saludarte. Un fuerte abrazo

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  12. Lo del precio de las 51 va como todo, por modas. Lo cierto es que cada vez es más difícil encontrar una en buenas condiciones y la gente compra con más miedo a eso se le añade encima hay un ataque de clónicas de wingshung. Yo creo que al menos una Parker 51 es imprescindible en la colección de todo amante de las plumas ya que ha sido la pluma más importante de la historia. Creo que su precio volverá a rebotar aún más hacia arriba y que una pluma de segunda mano, con sesenta años y en color negro (El más habitual) se venda por 75 euros en ebay (buen precio) creo que dice mucho de bondad.

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    1. Comparto tu pasión por la 51; como es sabido, se trata de una de una pluma icónica. Un cordial saludo

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